Universidad O&M

Estudiante: Loren David Bencosme Hiciano

Matrícula: 22-MPSS-5-004

Materia: Psicología y Familia

Maestra: Lucrecia Cena

Familias fóbicas

En muchas familias, el miedo puede convertirse en el factor que guía la vida cotidiana y las decisiones de sus miembros. Según Salvador Minuchin, citado por José Navarro, cuando este temor se vuelve central, hablamos de familias fóbicas. Generalmente, uno de los miembros, como un hijo, manifiesta ansiedad o temor frente a ciertas situaciones, y en lugar de ayudarlo a enfrentarlas, la familia tiende a protegerlo en exceso. Esta sobreprotección, aunque nace del cariño, termina reforzando la dependencia y mantiene el miedo como parte de la relación familiar. En este tipo de hogares, los límites hacia el mundo exterior son muy rígidos, pero dentro de la casa son difusos, dificultando que los hijos desarrollen autonomía y madurez emocional.

Minuchin explica que estas familias organizan su dinámica alrededor de evitar peligros y buscar seguridad. Todos los miembros participan de este patrón: uno teme y los demás adaptan su comportamiento para no generar más ansiedad. Por eso, no es un problema de un solo individuo, sino una dinámica colectiva que refuerza la dependencia emocional y mantiene la ansiedad como parte del día a día familiar.

Como psicólogo educativo ante una familia fóbica, no basta con identificar el problema, sino intervenir con estrategias concretas. En este caso, aplicaría la técnica de exposición gradual, ayudando al miembro fóbico a enfrentarse poco a poco a las situaciones que teme, con acompañamiento emocional y refuerzo positivo. También usaría la reestructuración cognitiva, para sustituir pensamientos irracionales como “si salgo algo malo pasará” por otros más realistas.

Implementaría el refuerzo diferenciado, premiando los comportamientos valientes y evitando reforzar el miedo. Otra técnica sería el entrenamiento en habilidades sociales, tanto en hijos como en padres, para fortalecer la confianza y la comunicación. Además, aplicaría sesiones de rol invertido, donde los miembros intercambien papeles y comprendan el impacto de sus acciones. Finalmente, propondría talleres familiares sobre autonomía y límites, junto a un trabajo coordinado con la escuela para apoyar el proceso.

En conclusión, las familias fóbicas pueden transformarse cuando el miedo deja de dominar y se convierte en un desafío compartido. Con orientación, empatía y estrategias adecuadas, es posible que cada miembro recupere su independencia emocional. No se trata de eliminar el miedo, sino de aprender a vivir con él sin que controle la vida familiar.